viernes, 27 de marzo de 2009

ESTE...

Hoy al salir de casa de mis padres, una niña con cara de tortuga, cuando le sujeté la puerta, me devolvió un gracias bastante educado. Se notan ya los avances de educación para la ciudadanía. La pobrecita porteaba un mochilón cargado de LOGSE y trató de enfilar la cuesta, con la cabeza mucho más adelantada que el culo tableado, se percibía el esfuerzo titánico de la pobre niña tortuga...
Me acordé de la otra del metro, con pelo largo y ondulado, polo blanco de uniforme que le apretaba unos pechos ya bastante desarrolados, falda de cuadros a mitad del muslo y calcetines subidos hasta la rodilla. Hija ella, seguro, de una familia desestructurada, iba acompañada por su padre, con pinta de no pasar la pensión a la madre y cicatriz que le atravesaba el moflete izquierdo. Ambos llevaba dos minúsculas bolsas de snacks, si una de tamaño medio vale un euro, estas habrían valido veinte céntimos cada una. El padre llevaba un revuelto de quicos, pipas y garbanzos secos y la niña de estas cosas desagradables y pequeñitas con aspecto de piñones que en realidad saben a jamón. Pese al tamaño era una bolsa sin fin así que me pasé las quince paradas contemplando con asombro como seguían saliendo quicos y pipas y piñones de jamón... así me entretengo yo en el metro...

Últimamente me viene mucho a la cabeza la imagen de Ángela Molina en "Los Abrazos Rotos". En algún momento hablaré de la película, pero es que la actuación de Ángela, de sus cuatro frases, me parece de lo peorcito que he visto. Imagino que gran culpa de ello la tiene Almodóvar, por haberla vestido de disfraz de vieja en vez de una señora mayor de verdad. Sólo le faltaban las gafas de alambre sin cristal y que le cayera polvo de talco al mover la cabeza. Por otro lado, ya me crispa un poco el recurso Almodovariano de los besos succionadores, vale que será cierto que los besos en su pueblo serán potentes, pero es que cada vez más esos besos son estruendos... Me imagino a la pobre Ángela con su mandibulita de gorrioncillo fracturada por un beso mal dado...

Cierto es que en mi familia muy de besos no son y si se dan besos, son los hombres y tras tres whiskys. El otro día entendí eso de la dificultad de luchar contra los genes cuando en esa reunión de 12 familiares jugamos a los chinos para ver quién pagaba la cuenta... Yo sólo visualizaba ese rebaño de ocas que hay en Cangas y que van hacia ti en cuanto metes el dedo por la alambrada... sólo que esta vez yo no metía el dedo si no que más bien le daba un picotazo... genes

martes, 24 de marzo de 2009

Raskmark

Realmente empecé a amar a las avutardas gracias a Delibes... Gracias a ese hombre de orejas grandes y amarillas y de gafa antigua con patilla de concha que parece almacenar una raya de caspa, conocí a la avutarda. Hay ciertas cosas en la "niñectud", pocas, que se te quedan y que forman parte del transcurrir de uno. Yo tengo algo de avutarda...

Volví de Galicia medio lloroso, de ese "medio lloroso" que no te cae la lágrima pero si aprietas mucho los ojos igual consigues ordeñar una gota tan escasa que ni hace el esfuerzo de rodar por la mejilla. Aún así, la cara de triste no me la quitaba nadie. Igual era por lo mucho que me pasé el jueves y encima solo en casa. Igual por el intento de demostrarme a mi mismo que realmente soy sano, sensible, de demostrarme lo bien que huelo... taza de te en mano, música clásica sonando en la palleira, libro denso en el regazo y mirada perdida al prado interrumpido por frutales... sobredosis de salud, diría yo... También pudo ser por la fiesta del pulpo de Rábade, porque había gente muy fea y el viento frío se llevaba la lona de encima de nuestras cabezas mientras yo me dedicaba a beber vino muy malo con gaseosa... Sea lo que sea era...

Lagunas de Villafáfila, así se llaman las extrañas tierras de casas de adobe y tierra lisa roja y verde que dicen que es el paraíso de la avutarda... desde niño, al pasar en coche camino de Galicia, recuerdo a mi padre diciendo algo tipo "cuando era joven, por aquí, se veían montones de avutardas desde el tren", así que yo pegaba mi nariz al cristal y me empeñaba en ver una como fuera, nunca pasaba pero, como un perrillo al que le tiran un palo, volvía a pegar la nariz... Eso mismo hice esta última vez y nada... en las Lagunas de Villafáfila no hay ni una puta avutarda, esperemos que en Rasmark sí que las haya...


http://www.youtube.com/watch?v=_41lS1TMbi0

Avutarda en la Madrid Fashion Week